jueves, 14 de abril de 2022

LA HISTORIA Y LA FILOSOFÍA DE HERÁCLITO / Ángel Américo Fernández

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Una pregunta central cuando se aborda el tema antropológico en el pensamiento de la antigua Grecia, es si los griegos, aparte de ser diestros historiadores, desarrollaron un sentido de la historia. En las líneas que siguen nos proponemos hacer una incursión en la filosofía de Heráclito de Efeso para establecer si en este pensador habitaba nítidamente una filosofía de la historia. Sobre este tópico el pensamiento de Heráclito es una cantera muy rica, porque abordó en profundidad muchos asuntos humanos y buscó desentrañar las leyes de la naturaleza en sincronía con sus implicaciones en la historia. Heráclito al tematizar sobre la ley, la felicidad, la guerra y la justicia mostró su preocupación por la historia. Más, en Heráclito hay un orden universal regido por el “Logos” (Ley eterna, Razón, Lenguaje). En su pensamiento, la naturaleza y la historia están sujetas al logos; la historia y las leyes humanas se nutren de él en cuanta ley eterna que subyace y gobierna el flujo de los fenómenos. En este tema heraclíteo seguimos de cerca al maestro Rodolfo Mondolfo que se ha pronunciado por mantener el término griego “Logos” “para conservar la amplitud de significados y la aureola de su misterio” (1971, p.157). Así también empalma con la interpretación del “logos como ley ligada con el ininterrumpido acontecer de los fenómenos (Di Sandro, 1954, en Mondolfo, Ibíd. P.159). En esta línea, se va articulando una argumentación que fundamenta el “Logos” como exposición de la verdad y clave de la comprensión de la realidad universal, la ley de la existencia cósmica, que es arquetipo de las múltiples leyes humanas. No cabe duda de que esta visión ubica a la historia como una esfera menor, la historia es determinada, el movimiento histórico es hijo del logos. A tenor de la huella de de W. Jaeger en su Paideia I, Rodolfo Mondolfo va hilando una interpretación donde conecta el logos de Heráclito con el mundo histórico. A su juicio, ya en ese autor se encuentra el logos heraclíteo “como un conocimiento del que derivan la palabra y la acción: el conocimiento del ser se encuentra en él en íntima conexión con el orden de los valores y con la orientación de la vida”. En consecuencia, con la palabra, acción y valores entramos en el territorio de la historia, “el cosmos tiene su ley como la polis”. Es el modelo griego donde el campo de lo humano no está autonomizado del orden cósmico. “Es solamente el logos el que comprende la ley divina en la que se alinean todas las leyes humanas […] espíritu del cosmos que todo lo gobierna y que actúa también en el espíritu del hombre (Ibíd., p.163). Entre los asuntos humanos tratados por el filósofo de Efeso, está la felicidad que asocia esencialmente a los bienes del espíritu. En lo que sigue apelaremos a los Fragmentos de Heráclito (Ed. ORBIS, Barcelona, 1983). En la entonación de lo específicamente humano, hace énfasis en el papel de la guerra para establecer cierto orden en la historia. Así afirma: “La guerra es padre de todas las cosas y el rey de todas, a los unos los revela dioses, a los otros cuál hombres; a los unos los hace libres, a los otros esclavos” (Heráclito, fragmento 53). Un conocido experto en la obra de Heráclito ha apuntado que “Discordia y guerra gobiernan los procesos individuales y sociales. El hecho que en forma más patente nos descubre el cambio incesante del orden social es la guerra. (Farré, L, 1983, p.134). De esta manera la guerra es valorada dentro del conjunto del proceso cósmico, es parte esencial de ese movimiento universal regido por la lucha de contrarios que genera la potencia para engendrar todas las cosas. Aparece entonces el Heráclito dialéctico, el de las tensiones opuestas, éstas se dan en el cosmos y tienen su alineación en el terreno de la historia. En este sentido, la lucha de contrarios dentro de su misma unidad, [unidad de tensiones opuestas] está vinculada a la doctrina del flujo universal que viene del logos. “La experiencia enseña que en el fluir, tanto material como lógico y espiritual, los contrarios se suceden a los contrarios (Ibíd., p.132). La fluidez y la mutación universal tienen consecuencias en el plano lógico y epistemológico porque se rechaza la uniformidad del ser y se abre el entendimiento hacia la captación de la multiplicidad y la variedad. “El mundo es lo que es porque varía, porque no se estabiliza en una modalidad única. Conocer también es un progresar a través de razonamientos que pasan de unos a otros conceptos. (Ibíd., p.133). Desde esta perspectiva, aprehender el mundo real y, al propio tiempo, su expresión en el conocimiento, implica necesariamente asumir la discordia y la lucha de contrarios dentro de la unidad [coincidentia oppositorum]. “Lo contrario se pone de acuerdo; y de lo diverso la más hermosa armonía, pues todas las cosas se originan en la discordia” (fragmento 8). Así, en contra de la visión del ser como uno, eterno e inmutable y a distancia neta de una concepción monológica y cerrada del conocimiento, sostiene Heráclito que “Los hombres ignoran que lo divergente está de acuerdo consigo mismo. Es una armonía de tensiones opuestas, como la del arco y la lira (fragmento 51). Tal parece que el mundo y la experiencia del mundo devenida conocimiento no podrían darse prescindiendo de la diversidad, de la multiplicidad, y en esa variedad juegan un papel central, la discordia, las tensiones opuestas y la guerra. Asimismo, cuando el filósofo de Efeso se refiere al mundo histórico, parece muy atento a envites de un campo no humano. La historia para este pensador se encuentra influida por la intervención de los dioses: “a los muertos por Ares [en la batalla] los honran dioses y hombres” (fragmento 24). En la línea del imperio del “Logos”, tenía la convicción de que un espíritu inmanente a la realidad, a partir de sí mismo, se constituye en el demiurgo de la naturaleza, la historia, el derecho y la moralidad. “Este cosmos, el mismo para todos, no lo hizo ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que siempre ha sido, es y será eternamente viviente, que se enciende según medidas y se apaga según medidas (fragmento 30). El peso determinante del “Logos” y la tesis de las vicisitudes cíclicas que viene de culturas orientales impregnan su pensamiento histórico. A este respecto, su concepción de que el mundo humano está alineado con las leyes divinas y su idea de ciclos que permanecen dentro de un orden cósmico necesario, hacen imposible pensar en un sentido de la historia al modo de un progreso donde el hombre pone los ladrillos hacia el futuro apalancando fuerzas políticas, morales o culturales. Y si esto está negado, no hay filosofía de la historia. La filosofía profunda de Heráclito tiene un gran destinador: el “Logos”. *Profesor de Postgrado. Investigador en filosofía de la ciencia. Referencias Parménides -- Heráclito (1983). Fragmentos. Traducción y comentarios de Luis Farre. Edit. ORBIS. Barcelona, España. Mondolfo, Rodolfo (1983). Heráclito. Textos y problemas de su interpretación. Edit. Siglo XXI. México.

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